Hola, Núria. Si miro alrededor veo que hay terapeutas haciendo consultas por Skype. Seguramente lo primero que a muchos nos viene a la mente es que movamos la cabeza negativamente, pero es cierto que hay muchas maneras de hacer llegar las flores a personas con las que no tenemos un contacto físico. Yo creo que solo en dos ocasiones seguí casos que había tratado en un principio en persona y después tuvieron que continuar por Skype. Los resultados fueron satisfactorios.
Mediante el Skype, perdemos el lenguaje no verbal en una proporción considerable. También el cliente, al no movilizarse (no olvidemos que es la terapia la que aquí entra en tu casa y no tú el que te movilizas hacia ella) es posible que no se comprometa tanto como en las visitas tradicionales. Pero en cambio tenemos que en muchas ocasiones no es posible seguir consulta por el sistema tradicional. Y aquí el tema sería qué es mejor, si nada o visita por Skype, y la opción sería la segunda. En la época de Bach y un poco posterior hay referencia (en Chancellor) de casos donde prescribieron flores por carta, aunque esta no era la vía predominante. Yo aquí quizá el problema que veo es que el terapeuta llegue un punto en que se vuelva tan indulgente y permisivo consigo mismo que termine dando una terapia de bajísima calidad, solo vinculada a a redondear ingresos, sin ni siquiera darse cuenta de que está ocurriendo esto. Estar vigilante de que esa degradación no ocurra y atento a los resultados de la terapia por Skype sería para mí el tema a considerar.