Cuando hablamos de Autoestima, casi siempre aludimos a la valoración que hacemos de nosotros mismos. Tenemos muy presente su definición, su significado, y es una palabra que está muy de moda. A veces, cuando se habla de Autoestima, se hace una valoración positiva o negativa sentenciada, como si fuera algo que no se pudiera cambiar. Sí, la Autoestima es nuestra autovaloración, el resultado de todo lo que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos. Es el resultado de nuestros pensamientos, conscientes e inconscientes, de nuestro sistema de creencias y de la forma cómo nos relacionamos con nuestro propio ser. Sin embargo, es mucho más que eso.

La Autoestima no se limita a una visión estática y sentenciada de cómo nos valoramos. Tiene que ver también con nuestra actitud hacia nosotros mismos, la forma con la que nos seguimos tratando y cuidando. Obviamente ambas cosas están relacionadas, pues cuanta más valoración se tenga de uno mismo mejor será la forma en cómo uno se trate. Pero, ¿es eso realmente así? No, no lo es porque no es algo estático. De forma que pueden existir algunas áreas de nuestra vida en las cuales nos hacemos una valoración muy positiva mientras en otras esta valoración es muy negativa y, aún así, pueden variar de grado en el tiempo. El nivel de nuestra Autoestima no es igual en áreas distintas debido a las creencias que conforman su base. Una persona que sea muy afortunada en las relaciones de pareja puede tener serias dificultades a nivel profesional. De la misma forma se puede ser muy exitoso profesionalmente y tener una salud debilitada. Los factores que intervienen en ello son: nuestras creencias, proyecciones, sentimientos de culpa, etc.

¿Alta o baja autoestima?

Nuestra Autoestima no siempre se encuentra en un mismo nivel. Interviene en ello el factor tiempo, las circunstancias y las experiencias de la vida. Cuando entendamos eso, será quizás un paso importante en nuestra auto-aceptación. Son muchos los factores que determinan nuestra Autoestima, la valoración que hacemos de nosotros mismos, así, muchas veces está condicionada por las experiencias, el entorno, las creencias y pensamientos, que también van cambiando a lo largo del tiempo. La Autoestima es algo más dinámico y debería ser enfocada a partir de esa premisa.

Por otra parte, la Autoestima no se trata de una cuestión solamente psicológica; también se le puede dar un enfoque holístico, pues en ella influye nuestra condición emocional, mental, espiritual y física. No podemos separar estas condiciones. Están interconectadas y son interdependientes. Antiguamente hablar de Autoestima implicaba posiblemente una visita al psicólogo, el cual supuestamente sería el único que tendría las herramientas o las respuestas para solucionar los problemas que derivan de una baja Autoestima. Hoy en día sabemos que ya no es así. Existen varios métodos, disciplinas y terapias para tratar las cuestiones relacionadas con la Autoestima, siendo una de ellas el tratamiento con las Flores de Bach.

Son numerosos los autores que defienden que la Autoestima es una cuestión vibracional. Esther & Jerry Hicks son autores de muchísimos libros relacionados con la Ley de la Atracción y hacen referencia a que la forma en cómo nos sentimos se traduce, según ellos, en una determinada frecuencia vibratoria. Según estos autores cada emoción corresponde a un punto distinto en una escala vibratoria. Pensar de esta forma y establecer una escala donde las emociones se puedan clasificar de alta o baja frecuencia vibratoria es sin duda una forma muy nueva e innovadora para enfocar el tema de la Autoestima, sobre todo porque no es algo que se pueda “medir”. Incluso para muchos puede parecer descabellado, no obstante y, desde mi punto de vista, no me parece desacertado. De ser así, podríamos afirmar que la terapia floral del Dr. Bach es más efectiva y adecuada para tratar la Autoestima. Lo que me hace establecer un link entre las afirmaciones de estos autores y la Terapia Floral es, precisamente, cuando entra en juego la palabra vibracional. Aunque nadie mejor que un físico cuántico para detallarnos ese concepto, lo cierto es que las Flores de Bach son una terapia vibracional y muchas de las esencias sirven precisamente para tratar cuestiones relacionadas con la Autoestima. Quizás más de 20 esencias pueden ser utilizadas para tratar muchas variantes del miedo y, ¿qué es el miedo sino lo contrario al Amor? El Amor es lo contrario al temor y es igual a Confianza. La Confianza y el Amor hacia uno mismo es precisamente lo que denominamos Autoestima. Si las esencias florales equilibran nuestras emociones, transformando el miedo y sus variantes en Confianza y Amor, entonces ¿podemos considerar la Autoestima como una cuestión vibracional?

Autoconocimiento y conciencia

Para cambiar o elevar nuestra Autoestima es necesario antes que nada adquirir un profundo conocimiento de nosotros mismos. Sin ese autoconocimiento no hay lugar al cambio, pues solamente podemos cambiar aquello que conocemos, aquello de lo que hemos tomado conciencia. La razón por la cual la mayoría de las personas no mejora la forma en cómo se tratan a sí mismas, es precisamente porque todavía no han adquirido conciencia de ello. No disponen aún de la perspectiva suficiente para definir las pautas mentales y emocionales de las cuales están formadas; no son conscientes de sus proyecciones, de sus miedos, de sus sentimientos de culpabilidad y otras variantes del miedo que no hacen más que auto-sabotear su comportamiento y perpetuar con ello el sufrimiento de fondo que padecen. Tampoco es una tarea fácil la de empezar un proceso de exploración interna, pues algunas de esas pautas tienen sus orígenes en nuestra tierna infancia donde, en realidad, la mayoría de creencias tienen su cuna. Muchas de esas pautas fueron adoptadas como nuestras hace tanto tiempo, que ya no nos damos cuenta de ello. Por otro lado, ese proceso de indagación interna lleva a que, mientras vayamos removiendo los “baúles” de nuestro inconsciente, nos encontremos con emociones con las que no tengamos la más mínima idea de cómo manejar. No lo sabemos simplemente porque las desconocemos, no estamos familiarizados con ellas. No sabemos identificarlas ni definirlas y, menos aún, comprender el por qué están ahí. Eso es la falta de Conciencia del Ser. Es falta de Autoconocimiento. Para empezar a “arreglar” la situación habría que dedicarse a pasar algún tiempo a solas con uno mismo. La introspección y el tiempo con uno mismo es básico, esencial y vital para que empecemos un proceso de Autoconocimiento y saber qué es lo que ocurre en nuestro interior. Una vez que nos conozcamos más no nos tienen que gustar todas nuestras características, sino solamente tenemos que reconocerlas y aceptarlas como nuestras. Además nuestras características de personalidad no pueden ser consideradas negativas desde un punto de vista estático. Son positivas o negativas según el grado, el contexto y el momento en que nos encontremos. Han de ser vistas desde una perspectiva más dinámica. Las Flores de Bach precisamente nos ayudan a tomar conciencia de nuestro ser y a adquirir la perspectiva necesaria para poder identificar de dónde provienen nuestras pautas mentales y emocionales contribuyendo así a cambiarlas. Pero no solamente en eso nos ayudan las esencias del Dr. Bach.

La génesis del problema

Son varios los patrones mentales y emocionales que determinan una baja Autoestima. La mayor parte de ellos nacen y se desarrollan en nuestra más temprana edad: la infancia. Cuando éramos niños, nuestros padres y otros adultos de referencia, nos fueron educando y condicionando en base a sus propios sistemas de creencias y pensamientos, dejándonos bastante claras las diferencias entre lo que eran el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto y lo hacían tanto a través de su lenguaje verbal como no verbal, a través de sus miradas, gestos, expresiones, etc. De niños no sabemos distinguir la realidad objetiva de la realidad subjetiva, de forma que todo lo aprendido lo adoptamos como algo “nuestro”. Nuestra forma de ver el mundo es condicionada y definida por sus formas. A veces la forma en cómo nos comportábamos, aquello que realmente apreciábamos o lo que queríamos, no recibía aprobación. Entonces nuestra reacción era algo como: “yo no puedo decir esto”, “yo no puedo pensar así”, “yo no puedo ser así”, “yo no debo hacer esto ni pensar en lo otro”.

Estos hechos ocurren desde que nacemos hasta aproximadamente los 7 años de edad, nos marcan y nos definen y es cuando empiezan a nacer algunos de los estados tipológicos más conocidos en términos florales:

• AGRIMONY – Desde mi punto de vista sería una de las principales esencias a tener en consideración para temas relacionados con la Autoestima. El Autoconocimiento y la Autoaceptación son la base para una buena Autoestima así como el reconocer y expresar nuestras emociones. AGRIMONY nos da mucha Conciencia. La génesis de esta tipología se habrá originado en una familia en que los padres no permitían la expresión emocional del niño, reprimiéndole constantemente. Esto puede llevar a que en la edad adulta la persona siga esa pauta “amordazando” a su niño interior (su parte emocional), no permitiendo la expresión emocional, trasladando los conflictos entre sí mismo y los demás únicamente para consigo mismo (conflicto interno). AGRIMONY tiene miedo de ser él mismo.

• CENTAURY – Esta esencia corresponde a un estado de personalidad donde la Autoestima alcanza puntos bajo cero. El grado de sumisión ante los demás es muy elevado, y la capacidad de decir que no e imponer límites prácticamente es inexistente. El hecho de negarse a sí mismo su espacio, su existencia en el mundo, anulándose casi por completo, demuestra la tan baja Autoestima que puede padecer una persona en este estado. La personalidad CENTAURY no tiene la capacidad de atender sus propias necesidades. ¿Existe peor forma de tratarse a uno mismo? Este estado se corresponde a las variantes del miedo: al rechazo y al abandono.

• LARCH también es una esencia que tiene su génesis en edades muy tempranas. Es muy probable que el patrón mental de los padres sea similar y por lo tanto deja grabado en el inconsciente del niño lo equivalente a horas y horas de cintas grabadas con afirmaciones negativas del tipo: “tú no puedes”, “tú no sirves”, “tú no eres capaz” o “no eres lo suficientemente bueno”; afirmaciones que se habrán quedado grabadas a hierro y fuego en su inconsciente, convenciéndole de su inutilidad. El resultado es una terrible falta de confianza en sí mismo y una muy baja Autoestima.

• La situación se agrava cuando lo que se fomenta son sentimientos de culpabilidad, los cuales son muy difíciles de erradicar. Para estos estados existe la esencia de PINE. Un esquema mental que puede tener sus orígenes en una educación altamente castradora y rígida, donde de niño habrá sido el culpable de todo cuanto pasaba en la familia y siendo el castigo el resultado final. El niño aprendió entonces que al recibir el castigo, el problema dejaba de existir. De forma que de adulto puede seguir repitiendo esta pauta, autocastigándose continuamente, pues es la forma que conoce para sentirse bien, por lo que seguirá haciéndolo, aunque de una forma inconsciente, ya que toda culpa busca castigo y el castigo crea dolor.

Existen otras esencias que son muy importantes para fomentar el amor propio y aumentar nuestra Autoestima, y son las siguientes:

GENTIAN, MIMULUS, IMPATIENS, WHITE CHESTNUT, HEATHER, CRAB APPLE, CERATO, CHICORY, SCLERANTHUS, ROCK WATER, BEECH, CLEMATIS, HORNBEAM.

Todas las emociones que tienen relación con una baja Autoestima pueden ser reequilibradas a través de las esencias florales. Patrones como la crítica y la autocrítica, el miedo, la culpa, la rabia, el resentimiento, los celos y la envidia, la falta de autoconfianza, los pensamientos negativos reiterados, las preocupaciones, la rigidez mental y el estrés, la intolerancia y la impaciencia, son sólo algunos ejemplos. Queda aquí la invitación a un conocimiento más profundo de las esencias florales mencionadas y su relación con la Autoestima.

Aprendizaje y cambio

Las esencias florales contribuyen enormemente a que las personas empiecen a cuidarse más a sí mismas ofreciéndoles lo más esencial: cuidado, aceptación y valoración. A través de la toma de las Flores de Bach podremos empezar a vernos tal y como somos en realidad. Nos ayudan a superar nuestros traumas, a cuestionar nuestras creencias, a relativizar y erradicar nuestros miedos que nos impiden acceder a nuestra esencia, de ver nuestro verdadero “yo”, de amarnos, valorarnos y respetarnos más como seres humanos merecedores de una vida llena de alegría, felicidad y salud. La Autoestima es también la capacidad de aprender, de buscar herramientas y desarrollar capacidades que permitan un trato más amoroso con nosotros mismos el cual posiblemente no nos fue dado en la infancia. No somos exactamente aquello que creemos ser. Somos más que eso. Tan sólo hay que descubrirlo.

Texto: Artur José Lopes

Imagen: Melpomen

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