A un mes de su aniversario y de su muerte, el 26 de octubre del 1936, Bach escribió esta carta a unos colegas:
<<Estimados amigos,
Sería fantástico formar una pequeña hermandad sin rangos ni cargos, sin nadie superior o inferior a los demás, consagrada a los siguientes principios:
1) Que nos ha sido revelado un sistema de curación desconocido hasta donde alcanza la memoria del hombre, en el cual, con la simplicidad de los remedios de hierbas, podemos declarar con CERTEZA, absoluta CERTEZA, su poder para vencer la enfermedad.
2) Que nunca criticamos ni condenamos los pensamientos, opiniones e ideas de los demás, sin olvidar nunca que todos los humanos somos hijos de Dios y que cada uno se esfuerza a su manera para encontrar la Gloria de su Padre.
3) Que partimos en primer lugar, como los caballeros de antaño, para destruir el dragón del miedo, sabiendo que nunca debemos decir una palabra desalentadora, sino que podemos ofrecer ESPERANZA, sí, y sobre todo CERTEZA a aquellos que sufren.
4) Que nunca nos dejamos llevar por los elogios o el éxito que tengamos en nuestra misión, sabiendo que tan sólo somos los mensajeros del Gran Poder.
5) Que a medida que nos ganamos la confianza de los que nos rodean, les anunciamos que creemos que somos agentes divinos enviados para ayudarles.
6) Que cuando las personas se recuperan, les explicamos que las hierbas del campo que los curan son el regalo de la Naturaleza, que es el Regalo de Dios; de este modo les devolvemos la fe en el AMOR, la MISERICORDIA, la tierna COMPASIÓN y el PODER OMNIPOTENTE DE LO MÁS ELEVADO.>>
Extraídeo del libro :Edward Bach, obras completas. Compiladas y comentadas por Eduardo H. Grecco, Lluís Juan Bautista y Luis Jiménez. Buenos Aires: Continente, 2017.
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