¿Son las Flores de Bach un placebo?

Goteros con Flores de Bach

La palabra placebo significa, literalmente en latín, ‘parecer bien’. De ahí que habitualmente se traduzca por «complacer», del latín placere.

Un placebo, por definición, es «una sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción».2 Entendemos que esa sustancia puede ser dada por un médico o un terapeuta de cualquier disciplina. Luego, un efecto placebo definiría un conjunto de efectos que siente por sugestión la persona que ha tomado un placebo.

El tema de la sugestión es más complicado, como indica Boris Rodríguez. Podríamos hablar de una sugestión deliberada, como la que emplean muchos hipnotistas y terapeutas, y de una no deliberada, mucho más presente en la vida cotidiana. En esta última, el terapeuta no es consciente, pero usa sus efectos sin saber que lo está haciendo. Un ejemplo sería poner más gotas de una esencia que de otra, y decirle al cliente que es lo que él necesita y le irá mejor. Ese «mayor» efecto, el terapeuta lo adjudica a su innovación prescriptiva, sin saber que se trata de un efecto placebo.

Cuando se habla de placebo deben también englobarse otros elementos que inciden sobre el paciente, por ejemplo, el entorno donde se realiza el acto terapéutico, quienes lo administran, la información que se suministra… No cabe duda de que un ambiente con mucha parafernalia tecnológica, las batas blancas de los médicos o los pijamas verdes de los cirujanos, tienen un considerable efecto placebo, de ahí que el acervo popular diga que «el primer medicamento es el médico».

Del mismo modo, un acto chamánico o de sanación, en un determinado contexto místico, también puede tener un importante efecto placebo.

El placebo es, tradicionalmente, empleado en ensayos clínicos,3 donde una parte de la muestra recibe el medicamento y otra el placebo (una sustancia inerte). Para que el fármaco sea considerado como efectivo debe tener más efecto que el placebo. Pero, a veces, ocurre que los efectos son parecidos o iguales. El problema estriba en que la palabra «placebo» ha servido, en las últimas décadas, para desacreditar y despreciar prejuiciosamente a las terapias naturales, sobre todo a la homeopatía. Sin embargo, el efecto placebo es algo presente en todo acto terapéutico, sea alopático, homeopático o de cualquier tipo. Es erróneo afirmar que algo que es un placebo equivale a decir que «no sirve para nada».

El efecto placebo puede ser muy poderoso, porque estamos hablando del efecto de la mente. Hoy sabemos que esta es capaz de liberar hormonas y mediadores químicos, entre otras muchas cosas.

Creo que sería muy lícito preguntarse si no pocos de los medicamentos que toma confiadamente un número considerable de personas tienen una diferencia sustancial con el placebo, más allá de la presión e interés «demostrativo» de los laboratorios que los fabrican y del marketing con que los apoyan.

Las Flores de BACH, como todo producto terapéutico, fármacos incluidos, también tienen su efecto placebo. Por ejemplo: si la prescripción floral consiste en que el cliente escoja al azar las flores de una caja, o mediante la elección de unas postales, el efecto mayoritario de las esencias será el del placebo, que puede ser alto. Pero lo mismo puede ocurrir si un médico empático da en consulta unas cápsulas de una sustancia inerte.

Más allá de todo esto, somos muchos los que hemos observado el rápido efecto de las flores en animales,4 plantas y bebés. Los más escépticos dirán que aquí influye el sesgo del observador. Sin embargo, en muchas ocasiones, los efectos son tan evidentes que no se puede negar la realidad. De todas formas, existen trabajos científicos que demuestran la eficacia de las Flores de BACH sobre el placebo. Algunos de ellos se pueden consultar en ‹www.sedibac.org›.

Seguramente, en los próximos años surgirán nuevas demostraciones desde el paradigma científico del efecto de las flores. Puede que esto no signifique demasiado para algunos terapeutas y usuarios de la Terapia Floral que cotidianamente disfrutan de sus beneficios. Muchos son los que se apoyan en la carta del Dr. BACH que recomienda mantener sus flores «fuera de toda ciencia». Sin embargo, hay que entender que un número creciente de terapeutas y defensores de las Flores de BACH proviene del ámbito científico y está comprometido en demostrar sus beneficios de manera también científica. Creo que cumplen con una tarea necesaria y meritoria, y todos deberíamos recurrir a sus artículos y conocimientos cuando los inquisidores de turno intentan desacreditar la terapia desde el prejuicio y los intereses creados.

Pero si realmente queremos que la Terapia Floral ocupe un lugar en la medicina asistencial y ayude a tanta gente enferma, no va a ser suficiente, como dice mi amigo Boris Rodríguez, con «esto es así porque yo lo he visto y va muy bien»; sino que será necesario algo más, en forma de trabajo científico, aunque esto signifique luchar contra los prejuicios que gran parte de este colectivo tiene sobre terapias como la nuestra.

En más de una ocasión, me ha comentado alguna enfermera, médico, psicólogo o cualquier otro profesional, que quería plantear la inclusión de las Flores de BACH en su lugar de trabajo, a veces un hospital o un geriátrico, y necesitaba algún estudio científico que respaldase su propuesta. Evidentemente, no era suficiente con las buenas intenciones. Sin embargo, se debe tener en cuenta el hecho de que muchas veces se piden a las terapias naturales estándares de eficacia y validación científica que ni siquiera se exigen para los medicamentos y tratamientos alopáticos. Por eso creo que es necesario responder a eso con sus propios argumentos, con conocimiento de los instrumentos científicos que se emplean para ello.

Definitivamente, pienso que debemos apoyar y colaborar con el trabajo científico que algunos compañeros efectúan.

Texto: Ricardo Orozco | ro@ricardoorozco.com | www.ricardoorozco.com

Imagen: PicsbyFran en Pixabay

1 Este capítulo procede del libro: Flores de Bach. Recursos y estrategias terapéuticas. Ricardo Orozco y Carmen Hernández Rosety. El Grano de Mostaza. Barcelona, 2013.

2 Diccionario de la Real Academia Española.

3 Un ensayo clínico es una evaluación experimental de un producto, sustancia o técnica diagnóstica o terapéutica cuya efi cacia se pretende valorar.

4 Existe una floreciente literatura sobre animales y Flores de Bach. Pueden consultarse los interesantes libros de Enric Homedes, Antonio Paramio y Cristina Delgado.

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